Cuando el hombre usa de la razón para dirigir su conducta, ¿qué función le es posible desempeñar a aquella? ¿Puede ser solamente la de arbitrar los medios más adecuados para conseguir fines que ella no ha dictado, provenientes de instancias de otra naturaleza? ¿O podrÃa también proponer por sà misma a la voluntad del hombre, enteramente franca de ajenos intereses, objetivos de Ãndole originalmente racional?
La pretensión de dar una respuesta suficiente a esta precisa cuestión llevó al filósofo prusiano Immanuel Kant, a finales del siglo XVIII, a escribir este libro, ofreciendo en su «CrÃtica de la razón práctica» un penetrante análisis, que se ha hecho ya clásico, de todo el uso práctico de la razón humana.
Su AnalÃtica descubre, junto al uso servil, empÃrico y meramente instrumental de la razón práctica, otro uso libérrimo, puro e incondicionado de ésta, que es su uso propiamente moral. De aquél proceden las recomendaciones que pretenden hacer feliz al hombre; de éste, las exigencias que podrÃan hacer al hombre bueno. Uno y otro objetivo vienen a converger en el viejo ideal del bien supremo, cuya presunta imposibilidad examina y discute también Kant en las páginas de la Dialéctica.
Su célebre doctrina de los postulados de la razón pura práctica ?Dios, libertad e inmortalidad?, expuesta en esta obra, ha venido ofreciendo, por su parte, singulares e inexploradas posibilidades al pensamiento de ambición metafÃsica, algunos de cuyos desarrollos pueblan hoy todavÃa el horizonte de la filosofÃa contemporánea.