La barra de los tres golpes

Felizmente, en medio de tan sombrío panorama interno e internacional, una noticia llenó de esperanzas y regocijo: el advenimiento de la república en España.

Las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 constituyeron un clarísimo pronunciamiento popular contra la dinastía borbónica; así lo entendió la Casa Real, que al siguiente día de la proclamación republicana abandonó el suelo español.

Fue un acontecimiento de extraordinaria trascendencia, una revolución sin necesidad de armas, ni derramamientos de sangre, ni, odios fraternos. La papeleta del voto depositada en la urna, representando la soberanía de un pueblo, había expresado su voluntad de regirse por el sistema republicano, y había triunfado.

En esa ebriedad de ilusiones y alegrías nadie pensó que un quinquenio más tarde sucumbiría ahogada en sangre que regó generosamente el territorio peninsular, luego de ver destrozadas sus tierras por tropas extranjeras que abusaron de su fuerza bruta, porque ignoraban el sentido del valor, la nobleza y la humanidad.

 

 

 

XI

 

Sentíamos, entonces, la plenitud de la vida, con los altibajos de una época excepcionalmente difícil.

eXTReMe Tracker