Conocedor de una impresionante colección de palabras raras, disponÃa de una inacabable e imponente serie de imprecaciones que vomitaba con perfecta fluidez y con la furia del volcán en erupción, contra los que chanceaban a su costa; y las pronunciaba en correcto castellano, portugués, inglés y francés, con especial dedicatoria a sus burladores y a un centenar de generaciones predecesoras.
Asà como Oberdan se apartaba del ambiente escolar desbordante de alegrÃa, absorbido por la exaltación polÃtica excluyente, alejábase Souza del risueño medio, como si su pasión desmedida por los libros lo quitara de la realidad.
A pesar de todo ello, ninguno de los dos estaba ausente en los momentos en que se requerÃa la solidaridad unánime; más aún: ni uno ni otro dejaban de festejar y aún participar en las jaranas de TaquigrafÃa.
Pocas cosas resultaban tan desagradables como la asistencia de los sábados. Descartada la destrucción de la llave de luz por la habilitación de otras salas, aguzábase el ingenio para hallar nuevas y eficaces soluciones.