La barra de los tres golpes

Cacareaban los gallos anunciando el día cuando emprendimos el regreso y aunque la búsqueda de un lugar donde desayunar el café con leche que Pagliano reclamaba no tuvo éxito, ocupamos un vagón del tren para el viaje de vuelta. La intimidad, o tal vez el hambre, inspiró a Pagliano que con su hermosa voz de barítono entonó las estrofas de una canción, nueva para todos, pero tuvo la virtud de contar con tanta aceptación que al poco tiempo se convirtió en el Himno Nacional de la “Barra”, entonándose en cuanta oportunidad había. La “canción del carrito”, muy larga, traducida luego al inglés, comenzaba así:

 

“Mi papá tenía un carrito.

trulalá;

mi papá tenía un carrito,

trulalá;

con él iba a vendar nabos,

trulalá;

con él iba a vender nabos,

trulalá;

todos los días al mercado.”

 

 

 

XIV

 

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