La barra de los tres golpes

VII

 

Declinaba el entusiasmo por la Política estudiantil. La crisis del año anterior se acentuó. Nadie quería participar en el Centro ni en los Partidos. El reformista, que había triunfado después de una magnífica actuación durante varios años y trascendía los límites de la escuela creando una conciencia juvenil democrática, estaba en crisis.

La política nacional ejercía su nociva influencia, azuzando el antagonismo de las fracciones. En el Centro había desaparecido la tradicional y apacible división de "reformistas" y "blancos", para producirse la enconada separación de otros grupos. Se vivían horas de angustia y de confusión: la expulsión masiva, las torturas y los acontecimientos ocurridos durante el Gobierno Provisional, excedían el marco puramente escolar; no entraba en juego la rivalidad entre reformistas y blancos, ambos democráticos, defensores de la reforma y progresistas, sino el enfrentamiento a un fenómeno social de mayor amplitud. Había dos posiciones: la dictadura y la democracia.



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