La barra de los tres golpes

XI

 

Entre los incorporados en 1932 a la "Barra", destacáronse, entre otros, Calabrese, Casas, Fidel, Santa Cruz, Guaraldo y Valle. Sus edades oscilaban ente los diecisiete y los veintidós años y la delgadez de todos tenía una excepción en los 113 kilos que pesaba Valle.

Eneas T. Calabrese tenía un bigote negro, espeso, abundante; los ojos grandes y oscuros y una mirada que parecía de perpetuo enojo. En los primeros días del año Vázquez inadvertidamente y sin propósitos aviesos tuvo expresiones desconsideradas hacia los recién llegados; Calabrese, con calma pero firmeza, protestó por esa falta de camaradería, rectificada sin esfuerzos. Parecía poco afecto a las bromas; pero a medida que aumentaba la confianza participaba en ellas con el mayor entusiasmo.

En una ocasión, durante una clase de taquigrafía a la que no había entrado, cortó la luz del salón. Prodújose instantáneamente un descomunal desorden; Furlani corrió a abrazar al profesor gimiendo: "¡Señor, tengo miedo!". Volaron libros, papeles y cuadernos. Souza debió ser destinatario directo de algún objeto corpóreo, porque pronunció con sonoridad cristalina una sucesión de improperios dedicados a los que tuviesen o no, capacidad legal para tirar objetos contundentes.

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