El Principito

Capítulo 27

AHORA hace ya seis años de esto. Jamás he contado esta historia y los compañeros que me vuelven a ver se alegran de encontrarme vivo. Estaba triste, pero yo les decía: «Es el cansancio».

Al correr del tiempo me he consolado un poco, pero no completamente. Sé que ha vuelto a su planeta, pues al amanecer no encontré su cuerpo, que no era en realidad tan pesado… Y me gusta por la noche escuchar a las estrellas, que suenan como quinientos millones de cascabeles…

Pero sucede algo extraordinario. Al bozal que dibujé para el principito se me olvidó añadirle la correa de cuero; no habrá podido atárselo al cordero. Entonces me pregunto:

«¿Qué habrá sucedido en su planeta? Quizás el cordero se ha comido la flor…».

A veces me digo: «¡Seguro que no! El principito cubre la flor con su fanal todas las noches y vigila a su cordero». Entonces me siento dichoso y todas las estrellas ríen dulcemente.

Pero otras veces pienso: «Alguna que otra vez se distrae uno y eso basta. Si una noche ha olvidado poner el fanal o el cordero ha salido sin hacer ruido, durante la noche…». Y entonces los cascabeles se convierten en lágrimas…

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