Oliver Twist

Capítulo XXXI

Situación crítica

—¿Quién llama? —preguntó Britles, abriendo un poco la puerta, piel, sin soltar la cadena.

—Abra usted —contestó una voz—. Somos los agentes de Bow Street a quienes enviaron a buscar esta mañana.

Tranquilo al oír aquellas palabra Britles abrió la puerta de par en par y encontróse frente a un individuo corpulento, envuelto en un levitón, que penetró en la casa sin hablar palabra y fue a limpiarse zapatos en la estera con el mismo desparpajo que si en su propia resistencia se encontrase.

—Que salga uno inmediatamente para revelar a mi compañero, que ha quedado en el carruaje —dijo el agente—. ¿Hay aquí cochera donde podamos colocar nuestro coche durante cinco o diez minutos?

Como Britles contestara afirmativamente, el del levitón salió a la verja del jardín y ayudó a su compañero a entrar el coche, mientras el que he mencionado en primer lugar les hacía luz presa de admiración. Colocado el coche, volvieron los tres a la casa y entraron en recibimiento, donde se despoja los dos agentes de sus levitones sombreros dejando al descubierto sus humanidades respectivas.

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