Oliver Twist

Capítulo XXXIII

Sufre un golpe imprevisto la felicidad de Oliver y de sus protectoras

Pasó rápidamente la primavera y llegó el verano. Hermoso estaba el campo durante aquélla, pero en verano desplegó todo su esplendor e hizo ostentación de todas sus riquezas. Los árboles, antes desnudos, hacían ahora alarde de fuerza y de robustez, y extendiendo sus verdes brazos sobre la tierra sedienta, trocaban los lugares desnudos en preciados rincones desde donde, disfrutando de una sombra deliciosa, podía contemplarse el extensísimo paisaje dorado por el sol que se extendía a lo lejos. Toda la tierra lucía ya sus galas más ricas, ostentaba su encantador manto de verdor y saturaba el ambiente de las emanaciones más agradables al olfato. Era la estación mejor del año y por doquier se respiraba alegría y todas las cosas mostraban anhelos de vivir.






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