Oliver Twist

Capítulo XLIII

Donde encontramos que el famoso Truhán dio un tropiezo grave

—¿Conque su amigo de usted era usted mismo? —exclamó Claypole, por otro nombre Mauricio Bolter, a poco de haber llegado al día siguiente a la casa del judío, en cumplimiento de lo pactado—. No me la dio del todo, amigo mío, pues si he de decir verdad, me lo había figurado.

—No hay quien de sí mismo no sea amigo, querido —replicó Fajín, dirigiendo a su nuevo amigo una mirada insinuante—. No puede encontrar otro que lo sea tanto.

—Se dan casos —observó Mauricio Bolter, con aires de hombre de mundo—. Sabe usted muy bien que hay personas cuyos únicos enemigos son ellos mismos.

—¡No lo crea usted! —replicó el judío—. Cuando un hombre aparece enemigo de sí mismo, es porque se aprecia demasiado, y cuanto más parezca que le preocupan la felicidad y suerte de sus prójimos, más cuida de las suyas. ¡La abnegación!… ¡Uf! ¡No existe semejante fruta en el huerto de la Naturaleza!

—Y si existe, no debiera existir; es la verdad —observó Bolter.

—Nada más cierto. Algunos hechiceros pretenden que el número tres es un número mágico, otros afirman que es el siete. Todos se engañan; el número mágico es el uno.

eXTReMe Tracker