Oliver Twist

Capítulo XLVI

La cita

Sonaban las doce menos cuarto en el reloj de la iglesia cuando aparecieron dos bultos en la entrada del Puente de Londres. Uno de ellos, que avanzaba con paso rápido, era una mujer, que miraba anhelante en derredor con la expresión de quien espera encontrar a alguien; el otro era un hombre, que se deslizaba, cauteloso, amparándose en cuantas sombras encontraba, y seguía al parecer a la mujer, regulando su paso por el de ésta, deteniéndose cuando la primera se detenía y prosiguiendo el avance cuando aquélla lo continuaba, pero sin ganar nunca un palmo de ventaja. En esta forma atravesaron el puente desde Middlesex a la orilla de Surrey, donde la mujer, no viendo entre los transeúntes al objeto de sus ansiosas pesquisas, dio media vuelta con expresión de desencanto. Rápido fue su movimiento de conversión; mas no consiguió coger desprevenido al espía, quien, ganando una de las salientes que coronan las pilastras, e inclinándose sobre el parapeto a fin de ocultar su cara, dejó que la mujer pasase frente a él por la acera opuesta. Cuando vio que aquélla le llevaba la misma ventaja que antes, siguióla de nuevo con idéntica cautela. Casi en el centro del puente hizo alto la mujer: el hombre imitó su conducta.

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