Oliver Twist

Capítulo LI

Donde se da la explicación de más de un misterio y se habla de una proposición matrimonial, pero sin mencionar la dote ni el presente para alfileres

Dos días después de ocurridos los sucesos narrados en el capítulo anterior, Oliver montaba en un coche de camino que debía conducirle velozmente a la población en que vio la luz primera. Acompañábanle la señora Maylie y señorita Rosa, la buena señorita Bedwin y el excelente doctor, y, ocupando una silla de posta, seguían el señor Brownlow y otra persona, cuyo nombre no mencionaremos por ahora.

Poco, muy poco se hablaba durante el viaje, pues Oliver se sentía dominado por una agitación y una incertidumbre que le impedían poner en orden sus pensamientos y le privaban casi del uso de la palabra, y esa agitación y esa incertidumbre producían efectos casi idénticos en todos sus compañeros. La señora Maylie y Rosa sabían ya por Brownlow las declaraciones de Monks, y aunque todos estaban persuadidos de que el objeto del viaje era acabar una obra con tan brillantes auspicios comenzada, no es menos cierto que el asunto se presentaba envuelto en dudas y misterios que a todos traían recelosos y suspensos.

Tanto Brownlow como el doctor tuvieron buen cuidado de impedir que llegara a oídos de las señoras la noticia de los trágicos acontecimientos ocurridos recientemente.

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