Los ojos como linterna.
Lo conocí retobao,
Me acerqué y le dije presto:
-Po...r...rudo que un hombre sea Nunca se enoja por esto.-
Corcovió el de los tamangos
Y creyéndose muy fijo:
-!Mas porrudo seras vos,
Gaucho rotoso!-, me dijo.
Y ya se me vino al humo
Como a buscarme la hebra,
Y un golpe le acomodé
Con el porrón de ginebra.
Ahi nomás pegó el de hollín
Mas gruñidos que un chanchito,
Y pelando el envenao
Me atropelló dando gritos.
Pegué un brinco y abrí cancha
Diciéndoles: -Caballeros,
Dejen venir ese toro.
Solo nací... solo muero.-