Sandokan el Rey del Mar

Capítulo 15 El último crucero

Yáñez escuchó pacientemente a aquel hombrecillo que se proponía conmover al mundo, mirándole con una curiosidad no exenta de ironía, y se preguntaba si, en efecto, tendría delante de sí algún hombre de ciencia poseedor de un formidable secreto, o a un loco.

Cuando vio que el portugués no se decidía a contestar, y adivinando lo que pensaba, el desconocido le dijo:

-Usted imagina que el doctor Paddy O'Brien tiene trastornado el cerebro, ¿no es cierto, señor? O que, por lo menos, tiene ganas de divertirse. No, comandante, no; yo he logrado hacer un descubrimiento prodigioso, que producirá terribles resultados.

-Continúe usted -dijo flemáticamente Yáñez, porque aquello comenzaba a divertirle.

-¿Sabe usted que he encontrado el medio de encender la lámpara eléctrica sin necesidad de hilo? En Chicago he realizado experimentos extraordinarios y a distancias de tres y cuatro mil metros.

-Esas experiencias me interesan poco, mi querido señor Paddy O'Brien. Para deshacer a nuestros adversarios nos bastan nuestros cañones.

-¿Y qué haría usted si yo le dijese que también he encontrado el medio de incendiar a cierta distancia los barriles de pólvora?

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