Sandokan el Rey del Mar

Capítulo 3 Un combate terrible

Sandokán esperaba a Yáñez y a sus compañeros situado en lo alto de la escala y al lado de una bellísima jovencita de cutis ligeramente bronceado, facciones dulces y finas, ojos negrísimos y cabello largo y trenzado con cintas de seda. Vestía el traje pintoresco de las mujeres de la India.

Algunos hombres de color aceitunado y con la divisa blanca de la marina de guerra, alumbraban la escala con grandes linternas.

Yáñez, que fue el primero que subió a la toldilla, tendió en seguida una mano al terrible pirata y otra a la joven indostana.

-¿Nada? - preguntó con ansiedad el Tigre de Malasia

-¡Míralos! - respondió Yáñez.

Sandokán profirió un grito y se lanzó hacia Tremal-Naik, mientras que Damna se echaba en los brazos de la joven indostana, exclamando:

-¡Surama!. Creí que no volvería a verte más!

-¡A la cámara, queridos amigos! - dijo Sandokán después de haber abrazado al hindú y de haber besado a Damna en las mejillas -. ¡Tenemos mil cosas que contaros!

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