Sandokan el Rey del Mar

-Un momento, Sandokán - dijo Yáñez, deteniéndole -. Manda poner la proa al Norte, y marchemos a poco vapor buscando la segunda boca del Redjang. Hay un leopardo negro que nos espera allí y que si no le acometemos, estropeará nuestros planes. Se dice que es muy fuerte.

-¿Un barco?

-Sí, que a estas horas estará preparándose para darnos caza.

-¡Ah! - dijo Sandokán, sin dar demasiada importancia al aviso -. ¡Mañana nos desembarazaremos de ese importuno!

Llamó a Sambigliong y al jefe de máquinas, y después de haberles dado algunas instrucciones, bajó al elegante saloncito de la cámara con Tremal-Naik, Damna y Surama, que se apoyaba dulcemente en Yáñez, su sahib blanco.

En cuanto se hubo enterado del éxito de la expedición y le hubo explicado a Tremal-Naik todo cuanto había sucedido después del combate realizado en las costas de Borneo, lo de la adquisición del buque americano y la declaración de guerra lanzada a un tiempo contra la desagradecida Inglaterra y contra el sobrino de James Brook, añadió:

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