Sandokan el Rey del Mar

En ninguno de los cuatro puntos cardinales se vela buque alguno. En cambio, abundaban los pájaros de los trópicos, voladores Incansables, que, a veces, se encuentran a centenares de millas de la costa. Eran, en su mayor parte, Priafinus ciscercus, especie de procelarios, los cuales -cosa verdaderamente extraña - llevan casi siempre cogidos a las plumas del abdomen cangrejitos de mar y pequeñísimos moluscos, obligándolos a vivir en el aire a pesar suyo. Sin embargo, parece que no se encuentran muy a disgusto en aquellos viajes, aéreos, porque no se advierte en ellos sufrimiento alguno.

De vez en cuando aparecían entre dos aguas, a un metro escaso de profundidad, largas filas de magníficas medusas en forma de paraguas transparentes, que se dejaban transportar blandamente por el flujo y el reflujo. Otras veces marchaban delante del barco, rápidos como flechas, los Prontoporsas, que son los delfines más pequeños de la especie, armados con un pico larguísimo y las espléndidas doradas, cuyas escamas parecen pintadas de azul y oro, enemigos terribles de los peces voladores, y que cuando van a morir pierden sus colores y se vuelven grises.

El Rey del Mar bogaba rápidamente; hacía más de doce nudos y marchaba en línea recta hacia la costa de Sarawak, con objeto de destruir los depósitos de carbón de la escuadra del rajá.

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