La fierecilla domada

ESCENA I

(GREMIO en primer plano. Por un lado llegan BIONDELLO, LUCENTIO y BLANCA).

BIONDELLO:

De prisa y sin hacer ruido, mi amo. El sacerdote está preparado.

LUCENTIO:

Corro, vuelo, Biondello. Pero quizá tengan necesidad de ti en casa. Por consiguiente, déjanos.

BIONDELLO:

No, en verdad. Ante todo quiero ver un poco la iglesia por encima de vuestros hombros. Luego volveré junto al otro amo. (Salen Lucentio, Blanca y Biondello.)

GREMIO:

Es sorprendente que Cambio no haya llegado aún. (Entran Petruchio, Catalina, Vincentio Grumio y demás criados del primero.)

PETRUCHIO: (A Vincentio.)

He aquí señor, la puerta. Ésta es la casa de Lucentio. La de mi suegro está más lejos; hacia la plaza del mercado. Como debemos ir allí, permitidme que os deje.

VINCENTIO:

No os separéis de mí sin que hayamos bebido juntos. Creo no equivocarme asegurando que seréis bien acogidos aquí. Además y a lo que parece, están de fiesta dentro. (Llama a la puerta.)

GREMIO: (Acercándose.)

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