En el Libro Primero se ha demostrado que el precio de la mayor parte de las mercancías se resuelve en tres partes empleadas en producirlas y traerlas al mercado, y que pagan los salarios del trabajo, los beneficios del capital y la renta de la tierra; que existen, desde luego, algunas mercancías cuyo precio se compone de sólo dos de esas partes, los salarios y los beneficios; que hay muy pocas cuyo precio sólo consiste en una: los salarios; y que el precio de toda mercancía forzosamente se resuelve en una u otra de esas partes, o en las tres: toda fracción del mismo que no vaya a parar a renta ni a salarios, necesariamente constituirá un beneficio para alguien.
Al suceder esto, como se ha demostrado, con respecto a cada mercancía individual, también debe suceder lo propio con respecto a todas las mercancías que integran el producto total de la tierra y el capital de cualquier país tomado en su conjunto. El precio o valor de cambio total de ese producto anual debe dividirse en las mismas tres partes, y distribuirse entre los diferentes habitantes del país en forma de salarios de su trabajo, beneficios de su capital o renta de su tierra.