Pero veo que es hora de cenar. Cuando hayamos dado cuenta del Chambertin y de unos escribanos hortelanos, pasaremos a la cuestión del crítico considerado como intérprete.
ERNEST: ¡Ah! Conque admites que a veces se permite al crítico ver las cosas tal como son en realidad.
GILBERT: No estoy tan seguro. Puede que lo admita después de cenar. La cena ejerce una sutil influencia.
ERNEST: Los escribanos hortelanos estaban deliciosos y el Chambertin era perfecto, volvamos al punto donde dejamos la discusión.
GILBERT: ¡Ah! No. La conversación debería versar sobre cualquier cosa, pero sin concentrarse en nada. Hablemos de La indignación moral, sus causas y su cura, cuestión acerca de la que estoy pensando en escribir alguna cosa; o sobre La supervivencia de Tersites tal como se revela en los periódicos satíricos ingleses; o de cualquier otro asunto que se nos ocurra.