Si rimas broncas y ásperas tuviese,
como merecerfa el agujero
sobre el que apoyan las restantes rocas
exprimiría el jugo de mi tema
más plenamente; mas como no tengo,
no sin miedo a contarlo me dispongo;
que no es empresa de tomar a juego
de todo el orbe describir el fondo,
ni de lengua que diga «mama» o «papa».
Mas a mi verso ayuden las mujeres
que a Anfión a cerrar Tebas ayudaron,
y del hecho el decir no sea diverso.
¡Oh sobre todas mal creada plebe,
que el sitio ocupas del que hablar es duro,
mejor serla ser cabras u ovejas!
Cuando estuvimos ya en el negro pozo,
de los pies del gigante aún más abajo,
y yo miraba aún la alta muralla,
oí decirme: «Mira dónde pisas:
anda sin dar patadas a la triste
cabeza de mi hermano desdichado.»
Por lo cual me volví, y vi por delante
y a mis plantas un lago que, del hielo,
de vidrio, y no de agua, tiene el rostro.
A su corriente no hace tan espeso
velo, en Austria, el Danubio en el invierno,
ni bajo el frío cielo allá el Tanais,