Miércoles, 28
MI compañero Stardi sería capaz de imitar al pequeño florentino. Esta mañana ocurrieron en la escuela dos sucesos memorables: Garoffi estaba loco de contento porque le habían devuelto su álbum con la propina de tres sellos de la república de Guatemala, que él buscaba desde hacía tres meses. Stardi, por su parte, ha obtenido la segunda medalla. ¡Casi nada! ¡Stardi el primero de la clase después de Derossi!
Todos quedamos sorprendidos. Quién lo habría dicho en octubre cuando le llevó su padre metido en el capote verde, diciendo al maestro en presencia de todos nosotros: «¡Tenga mucha paciencia con él, pues es bastante duro de mollera!» Al principio se le creía un perfecto adoquín. Pero él se dijo: «O reviento o triunfo»; y empezó a estudiar con ahínco de día y de noche, en casa, en la escuela, en el paseo, apretando los dientes y con los puños cerrados, tan paciente como un buey, terco como un mulo, y así, a fuerza de machacar, sin hacer caso de las burlas, y dando puntapiés o codazos a los que le distraían, el testarudo ha adelantado a los demás.