Estudia con ahÃnco y seguramente serÃa uno de los primeros si pudiese atender en su casa las faenas escolares con alguna tranquilidad.
Esta mañana se ha presentado en clase con la señal de un arañazo en la cara, y los compañeros le han dicho:
—Eso te lo ha hecho tu padre. Vamos, no digas que no. Esta vez no lo puedes negar.
Pero él ha contestado, poniéndose rojo y con la voz ahogada por la irritación:
—¡No es cierto! ¡Mi padre no me pega nunca!
Mas luego, durante la lección, se le caÃan las lágrimas sobre el banco, y cuando alguno le miraba, se esforzaba en sonreÃr para disimular. ¡Es un chico digno de compasión!
Mañana irán a mi casa Derossi, Coretti y Nelli; yo quisiera que viniese también Precossi para hacerle merendar conmigo, regalarle algunos libros y procurar por todos los medios divertirle y llenarle los bolsillos de fruta para ver contento siquiera una vez a mi buen compañero que tan sufrido es.