¡Qué dos horas más felices hemos pasado juntos! Derossi y Coretti son los dos más alegres de la clase; mi padre estaba contento al verles en mi compañÃa. Coretti llevaba su inseparable jersey marrón oscuro y su gorra de piel. Es un diablillo que siempre quisiera estar haciendo algo. Por la mañana, temprano, ya se habÃa cargado en las espaldas media carretada de leña; sin embargo, no paró un instante, recorriendo toda la casa, observándolo todo y sin parar de hablar, con la listeza y viveza de una ardilla. Al pasar por la cocina preguntó a la cocinera cuánto le costaban diez kilos de leña, cosa que su padre vendÃa por cuarenta y cinco céntimos. Siempre está hablando de su padre, de cuando sirvió en el regimiento cuarenta y nueve y tomó parte en la batalla de Custoza, a las órdenes del prÃncipe Humberto. Es un chico de modales más finos de lo que cabrÃa esperar de él. Aunque ha nacido y se ha criado entre los leños, según mi padre, tiene distinción en la sangre.