Jueves, 2
ANOCHE me llevó mi padre a ver las clases nocturnas de nuestra sección Baretti. Estaban ya las aulas iluminadas y los obreros empezaban a entrar.
Al llegar vimos que el Director y los maestros estaban disgustados porque poco antes habían roto de una pedrada el cristal de una ventana. El bedel había salido inmediatamente, atrapando a un muchacho que pasaba; pero en el mismo momento se presentó Stardi, que vive enfrente de la escuela, diciendo:
—Éste no ha sido. El culpable es Franti, que tiró la piedra y me dijo: «¡Ay de ti como digas algo!» Pero yo no le tengo miedo.
El Director dijo que Franti quedaría definitivamente expulsado. Entretanto se iba fijando en los obreros que entraban por parejas o en grupitos de a tres, habiendo ya en las clases más de doscientos.