Sábado, 1
¡PRIMERO de abril! ¡TodavÃa nos quedan tres meses de curso! Esta mañana ha sido una de las más bellas del año.
En la escuela estaba contento porque Coretti me habÃa propuesto que pasado mañana fuésemos a presenciar la entrada del Rey juntamente con su padre, que lo conoce personalmente, y también por haberme prometido mi madre llevarme ese mismo dÃa a visitar la guarderÃa de la avenida de Valdocco. También estaba contento porque el albañilito va mejorando, y porque el maestro dijera ayer tarde a mi padre cuando le preguntó por mÃ:
—Va mucho mejor.
Hemos tenido un tiempo realmente primaveral. Desde las ventanas de la clase se veÃa el cielo azul, los árboles del jardÃn llenos de brotes nuevos, las ventanas de las casas abiertas de par en par, con los cajones y las macetas cubiertos de verdor.
El maestro no se reÃa, porque nunca se rÃe, pero estaba de buen humor, y casi no se le advertÃa la arruga recta que casi siempre tiene en la frente. Hasta bromeaba al explicar en la pizarra un problema. Se notaba que encontraba placer respirando el aire del jardÃn que entraba por las ventanas, con fresco olor a tierra y hojas, que hacÃa pensar en los paseos por el campo.