El libro egipcio de los muertos

«Yo-llego-a-ser-el-joven-de-las-Praderas-yo-llego-a-ser-el-Adolescente-de-las-Ciudades».

Verdaderamente, mi Nombre no morirá nunca…

Yo soy el Alma divina que, tiempo atrás, creó el Océano celeste.

Mi hogar en la Región de los Muertos es inalcanzable;

la Envoltura que me guarda es imposible de violar.

El mal no puede penetrar ya en mi persona.

He aquí a mi Padre divino, Señor del Crepúsculo,

cuyo cuerpo descansa en Heliópolis.

Su poder llega a todos los seres

de la Región de los Muertos…

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