El libro egipcio de los muertos

Conjuro XI

UN ENCANTAMIENTO CONTRA LOS ENEMIGOS

¡Oh tú, Espíritu, que devoras tu propio brazo,

aléjate de mi senda!

¡Pues yo soy Ra que se eleva en el Cielo frente a sus enemigos!

Ya no podrán huir de mí,

este dios poderoso los ha dejado entre mis manos.

Mi brazo está restaurado Como el del Amo de la Corona[19].

A medida que las diosas-serpientes se elevan,

yo aligero mis pasos…

¡Ya no seré entregado a mis enemigos!,

pues colocados en mis manos ya no podrán huir de mí.

Estoy de pie como Horus;

estoy sentado igual que Ptah; soy tan fuerte como Thoth; soy imbatible como Tum.

Mis piernas me llevan en su correr;

de mi boca se oyen Palabras de Potencia.

He aquí que busco por todo el Cielo a mis enemigos,

que me serán entregados y no podrán ya huir de mí.

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