El libro egipcio de los muertos

¡El que aquí da las órdenes soy yo!…

¡Salve, oh gran divinidad en el Oriente del Cielo!

¡Permitidme ocupar un lugar en tu Barca!

¡Permitidme bajar hasta ella planeando

bajo las plumas de un Halcón divino

!¡Permitidme que pronuncie las palabras de mando!

¡Es sí que golpeo con fuerza

me hago dueño de mi viña!

Permíteme, pues, subir a tu barca en paz, ¡oh Ra!

navegar en paz por el bello Amenti.

Ahora Tum me dirige la palabra y dice:

«¿Quieres entrar? Como la diosa Mehen[173], su duración

es de incontables años, sí, ¡muchísimos e incontables años!

Vive en Urt cerca del Lago-de-los-Incontables-años…

He aquí que los ejércitos del Cielo están en marcha

junto a la diosa y los dioses que la rodean.

El dios del fraccionamiento del Universo

también está al lado de ella.»

Yo digo: «Cualquiera sea el camino que se tome,

durante los incontables años que vendrán,

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