PARA QUE EL CORAZÓN NO LE SEA ARREBATADO AL DIFUNTO
¡Salve, oh dios de la doble cabeza de León,
¡Mírame! ¡yo soy una Planta en flor!
¡Por tal causa el cadalso me horroriza!
¡Ojalá que mi corazón no sea desgajado de mis entrañas
por los dioses de Heliópolis que luchan ávidamente!
¡Oh tú, espíritu benefactor que ornaste con vendillas
la momia de Osiris;
tú que enfrentaste, heriste y abatiste a Seth,
¡Obsérvame! Mi corazón que llora ante Osiris Rogando está por mí…
He aquí que, en el Templo del dios del rostro terrorífico,
le he ofrendado todo lo que anhelaba;
y en Khemenú me he apoderado de ofrendas para él.
¡Oh Espíritus! ¡No me arrebatéis ya más mi Corazón,
pues permito tu acceso a mi morada
con el fin de que pronto podáis llevar
este Corazón con vosotros
hacia los Campos de los Bienaventurados…
Hacedle vigoroso, ¡libradle