En lo que atañe a él mismo, este dios, en épocas de gran poder,
reside allí también, eternamente inerte y quieto…
¡Observa!, ha quedado descubierto mi rostro,
mi corazón está en el sitio debido
y mi cabeza es adornada con la Corona de Serpientes.
¡Porque yo soy Ra y sabré defenderme!
¡Ciertamente ningún influjo negativo me alcanzará!