La Biblia

11 Como las aguas se van del mar, Y el río se agota y se seca,

12 Así el hombre yace y no vuelve a levantarse; Hasta que no haya cielo, no despertarán, Ni se levantarán de su sueño.

13 ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol, Que me encubrieses hasta apaciguarse tu ira, Que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!

14 Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, Hasta que venga mi liberación.

15 Entonces llamarás, y yo te responderé; Tendrás afecto a la hechura de tus manos.

16 Pero ahora me cuentas los pasos, Y no das tregua a mi pecado;

17 Tienes sellada en saco mi prevaricación, Y tienes cosida mi iniquidad.

18 Ciertamente el monte que cae se deshace, Y las peñas son removidas de su lugar;

19 Las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; De igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.

20 Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; Demudarás su rostro, y le despedirás.

21 Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá; O serán humillados, y no entenderá de ello.

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