8 Cercó de vallado mi camino, y no pasaré; Y sobre mis veredas puso tinieblas.
9 Me ha despojado de mi gloria, Y quitado la corona de mi cabeza.
10 Me arruinó por todos lados, y perezco; Y ha hecho pasar mi esperanza como árbol arrancado.
11 Hizo arder contra mí su furor, Y me contó para sí entre sus enemigos.
12 Vinieron sus ejércitos a una, y se atrincheraron en mí, Y acamparon en derredor de mi tienda.
13 Hizo alejar de mí a mis hermanos, Y mis conocidos como extraños se apartaron de mí.
14 Mis parientes se detuvieron, Y mis conocidos se olvidaron de mí.
15 Los moradores de mi casa y mis criadas me tuvieron por extraño; Forastero fui yo a sus ojos.
16 Llamé a mi siervo, y no respondió; De mi propia boca le suplicaba.
17 Mi aliento vino a ser extraño a mi mujer, Aunque por los hijos de mis entrañas le rogaba.
18 Aun los muchachos me menospreciaron; Al levantarme, hablaban contra mí.
19 Todos mis íntimos amigos me aborrecieron, Y los que yo amaba se volvieron contra mí.
20 Mi piel y mi carne se pegaron a mis huesos, Y he escapado con sólo la piel de mis dientes.