10 Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.
11 Ellos perecerán, mas tú permaneces; Y todos ellos se envejecerán como una vestidura,
12 Y como un vestido los envolverás, y serán mudados; Pero tú eres el mismo, Y tus años no acabarán.
13 Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies? m
14 ¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?
Una salvación tan grande
1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme, y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.
El autor de la salvación