… Desgraciadamente, la Navidad de la que tengo que hablarte no fue muy bonita, pero cuando menos la pasamos muy calentitos. Nuestra posición se encuentra en la misma orilla del Volga. Conseguimos ron, un poco flojo, pero sabía estupendamente. Mi camarada trajo consigo algunas cosas de la división: jamón y fiambre con gelatina. Seguro que lo raspó de la cocina, pero nos supo magníficamente; por lo demás, en la cocina tienen de esto buenas provisiones, de lo contrario mi camarada no habría podido ratear nada en absoluto. El pan escasea mucho. Por esto hicimos un pastel. En la sartén pusimos una mezcla de harina, agua y sal, a la que añadimos jamón. La harina tampoco era lechuga de nuestro huerto. He celebrado ya cuatro Navidades en guerra, pero esta vez la fiesta fue la más triste de todas. En cuanto termine la guerra habrá que recuperarse de todo y es de esperar que el año próximo podamos celebrar las Navidades en casa.