… Ha llegado la ocasión para que te mande de nuevo mis saludos rogándote asimismo que saludes a los tuyos y les transmitas mis afectos.
El ruso ataca en todas partes. Nuestras tropas resisten desde el principio del ataque, que no se interrumpe un solo día, luchando duramente y con sus fuerzas físicas completamente agotadas. Se portan como unos héroes y ni uno solo de ellos se rinde. El hecho de que el enemigo nos aplaste cuando se agota el pan, las municiones, el carburante y los hombres, no supone ninguna victoria para él, bien lo sabe Dios.
Estamos seguros, desde luego, de haber sido víctimas de graves errores del mando y de que la destrucción de la fortaleza de Stalingrado le ocasionará graves daños a nuestro pueblo y en general a nuestra nación. Pero a pesar de ello, creemos en un feliz resurgimiento de nuestro pueblo. De ello se preocuparán, sin duda, hombres de verdadero corazón. Hay una labor que os tendrá que ser confiada en la patria: la de impedir que continúen su obra todos los locos, los mentecatos y criminales. Y los que regresen a la patria los habrán de barrer como el viento barre la paja menuda. Somos oficiales prusianos y sabemos lo que nos toca hacer cuando llega el momento.
Si alguna vez echo una ojeada a mi vida, me doy cuenta de que puedo mirar atrás con profunda gratitud. Ha sido bella, maravillosamente bella.