… Hoy he hablado con Hermann. Se encuentra a unos doscientos metros de distancia de aquí, en el sector sur del frente. De su regimiento no queda ya mucho. Pero el hijo del panadero B[…] sigue todavía en él. Hermann había recibido la carta en la cual le comunicabas la muerte de nuestro padre y de nuestra madre. Todavía pude hablar otra vez con él e intenté consolarle a pesar de que yo mismo estoy agotado. Es una suerte que padre y madre no puedan enterarse de que nosotros dos, Hermann y yo, no hemos de volver nunca a casa; y es una gran pena pensar que sobre tu vida futura tenga que gravitar el peso de cuatro personas muertas.
Yo quería ser teólogo, padre quería tener una casa y Hermann construir puentes. Todo esto quedará incumplido. Tú conoces exactamente la situación de nuestra casa y nosotros conocemos la situación de aquí. No, no todo lo que imaginábamos en nuestros proyectos quedará incumplido. Nuestros padres yacen bajo los escombros de su casa y nosotros, por duro que sea decirlo, estamos con unos cientos de camaradas —o tal vez más— metidos en un barranco al sur del frente. Estos barrancos se llenarán pronto de nieve.