Los Siete locos

Luego caía en los abismos de la casa negra. ¡La casa negra! Erdosain, de aquellos tiempos conservaba un recuerdo abominable; tenía la sensación de que había vivido en el interior de un infierno, cuyo contenido diabólico lo acompañaba a través de los días, y aun a pocos de los de su muerte, perseguido por la justicia. Cuando volcaba su memoria hacia aquella época se exaltaba sobriamente, una llama roja brillaba ante sus ojos, y tal era su doloroso furor, que hubiera querido de un salto llegar hasta más allá de las estrellas, quemarse en una hoguera que limpiara su presente de todo aquel terrible pasado, persistente e inevitable.

¡La casa negra! Aún me parece tener ante los ojos el semblante enrigecido del hombre taciturno, que de pronto levantaba la cabeza hacia el cielorraso, luego bajaba los ojos hasta ponerlos a la altura de los míos y sonriendo fríamente, agregaba:

—Vaya, dígales a los hombres lo que es la casa negra. Y que yo era un asesino. Y sin embargo yo, el asesino, he amado todas las bellezas y he luchado en mí mismo contra todas las horribles tentaciones que hora tras hora subían de mis entrañas. He sufrido por mí, y por los otros, ¿se da cuenta?, también por los otros...

eXTReMe Tracker