Los Siete locos

DISCURSO DEL ASTRÓLOGO

El Astrólogo continuó:

—Al principio, ese pensamiento me pareció una de las tantas estupideces que abundan en sus divagaciones... Sin embargo, terminé por preguntarme involuntariamente por qué el dinero puede convertir en dios a un hombre, y de pronto me di cuenta que usted había descubierto una verdad esencial. ¿Y sabe cómo comprobé que usted tenía razón? Pues pensando que Henry Ford con su fortuna podía comprar la suficiente cantidad de explosivo como para hacer saltar en pedazos un planeta como la luna. Su postulado se justificaba.

—Ciertamente —rezongó Barsut, halagado en su fuero interno.

—Entonces me di cuenta que toda la antigüedad clásica, que los escritores de todos los tiempos, salvo usted que había escrito esta verdad sin saber explotarla, no habían concebido jamás que hombres como Ford, Rockefeller o Morgan fueran capaces de destruir la luna... tuvieran ese poder... poder que, como le digo, las mitologías sólo pudieron atribuir a un dios creador. Y usted, implícitamente, sentaba de hecho un principio: el comienzo del reinado del superhombre.

Barsut volvió la cabeza para examinar el Astrólogo. Erdosain comprendió que éste hablaba seriamente.

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