Los Siete locos

SENSACIÓN DE LO SUBCONSCIENTE

Semi incorporado en un sofá, con los brazos cruzados y la galera echada sobre la frente, el Astrólogo meditaba esa noche sus preocupaciones, en la oscuridad del escritorio. La lluvia batía en los cristales de la ventana, pero no la escuchaba ensimismado en numerosos proyectos. Además, le ocurría algo extraño.

La proximidad del crimen a cometer aceleraba en el espacio de tiempo normal otro tiempo particular. Recibía así la sensación de existir sensibilizado en dos tiempos. Uno natural a todos los estados de la vida normal, otro fugacísimo y pesado en los latidos de su corazón, escapándose entre sus dedos trabados por la meditación como el agua de un cesto.

Y el Astrólogo, retenido dentro del tiempo del reloj, sentía deslizarse en su cerebro el otro tiempo rapidísimo e interminable que como una película cinematográfica, al deslizarse vertiginosamente, hería con las imágenes que aparejaba, su sensibilidad, de un modo impreciso y fatigante, ya que antes de percibir con claridad una idea ésta había desaparecido para ser substituida por otra. Tal que, cuando miraba el reloj encendiendo un fósforo, comprobaba que el tiempo transcurrido era de minutos, mientras que en su entendimiento esos minutos mecánicos, acelerados por su ansiedad, tenían otra longitud que ningún reloj podía medir.

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