Meditaciones

16. Cuerpo, alma, inteligencia[46]; propias del cuerpo, las sensaciones; del alma, los instintos; de la inteligencia, los principios. Recibir impresiones por medio de la imagen es propio también de las bestias, ser movido como un títere por los instintos corresponde también a las fieras, a los andróginos[47], a Fálaris[48] y a Nerón. Pero tener a la inteligencia como guía hacia los deberes aparentes pertenece también a los que no creen en los dioses, a los que abandonan su patria y a los que obran a su placer[49], una vez han cerrado las puertas. Por tanto, si lo restante es común a los seres mencionados, resta como peculiar del hombre excelente amar y abrazar lo que le sobreviene y se entrelaza con él. Y el no confundir ni perturbar jamás al Dios que tiene la morada dentro de su pecho con una multitud de imágenes, antes bien, velar para conservarse propicio, sumiso, disciplinadamente al Dios, sin mencionar una palabra contraria a la verdad, sin hacer nada contrario a la justicia. Y si todos los hombres desconfían de él, de que vive con sencillez, modestia y buen ánimo, no por ello se molesta con ninguno, ni se desvía del camino trazado que le lleva al fin de su vida, objetivo hacia el cual debe encaminarse, puro, tranquilo, liberado, sin violencias y en armonía con su propio destino.



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