Emma

CAPÍTULO XXIV

A la mañana siguiente Frank Churchill se presentó de nuevo allí. Vino con la señora Weston, por quien, como por el propio Highbury, parecía sentir gran afecto. Al parecer ambos habían estado charlando amigablemente en su casa hasta la hora en que se solía dar un paseo; y cuando el joven tuvo que decidir la dirección que tomarían, inmediatamente se pronunció por Highbury.

—Él ya sabe que yendo en todas direcciones pueden darse paseos muy agradables, pero si se le da a elegir siempre se decide por lo mismo. Highbury, ese oreado, alegre y feliz Highbury, ejerce sobre él una constante atracción…

Highbury para la señora Weston significaba Hartfield; y ella confiaba en que para su acompañante lo fuese también. Y hacia allí encaminaron directamente sus pasos.





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