Emma

CAPÍTULO XLII

HIGHBURY, después de haber alimentado durante largo tiempo la esperanza de que el señor y la señora Suckling no tardarían en hacer una visita al pueblo, tuvo que resignarse a la mortificante noticia de que no les era posible acudir hasta el otoño. Por el momento, pues, su acervo intelectual se veía privado de enriquecerse con una importación de novedades de aquella magnitud. Y en el cotidiano intercambio de noticias de nuevo se vieron obligados a limitarse a los demás temas de conversación que durante algún tiempo habían ido emparejados al de la visita de los Suckling, como las últimas nuevas sobre la señora Churchill, cuya salud parecía ofrecer cada día aspectos diferentes, y el estado de la señora Weston, cuya felicidad era de esperar que pudiese verse incrementada por el nacimiento de un hijo, acontecimiento que iba también a producir gran contento entre todos sus vecinos.






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