Emma

CAPÍTULO L

¡QUÉ enorme diferencia había entre los sentimientos de Emma al salir de su casa y al volver a entrar en ella! Había salido al jardín sin atreverse a esperar más que un pequeño respiro para sus zozobras… Y ahora se sentía invadida por una maravillosa sensación de felicidad… felicidad que, además, sabía que iba a ser aún mayor cuando hubiese pasado la turbación de aquellos primeros momentos.

Se sentaron a tomar el té… las mismas personas reunidas en torno a la misma mesa… ¡Cuántas veces se habían reunido los tres en aquel mismo lugar! ¡Y cuántas veces los ojos de Emma se habían posado en los mismos arbustos que crecían entre la hierba, y habían contemplado el hermoso efecto de la puesta de sol! Pero nunca en aquel estado de ánimo, nunca como aquella vez; y ahora le resultaba difícil dominarse lo suficiente para ser la atenta ama de casa de siempre, incluso la hija cariñosa de costumbre.





eXTReMe Tracker