Orgullo y prejuicio

Jane y Elizabeth volvieron a atravesar el vestíbulo y, cruzando el césped, corrieron detrás de su padre que se encaminaba hacia un bosquecillo de al lado de la cerca.

Jane, que no era tan ligera ni tenía la costumbre de correr de Elizabeth, se quedó atrás, mientras su hermana llegaba jadeante hasta su padre y exclamó:

―¿Qué noticias hay, papá? ¿Qué noticias hay? ¿Has sabido algo de mi tío?

―Sí, me ha mandado una carta por un propio.

―¿Y qué nuevas trae, buenas o malas?

―¿Qué se puede esperar de bueno? ―dijo el padre sacando la carta del bolsillo―. Tomad, leed si queréis.

Elizabeth cogió la carta con impaciencia. Jane llegaba entonces.

―Léela en voz alta ―pidió el señor Bennet―, porque todavía no sé de qué se trata.

Gracechurch Street

Lunes 2 de agosto.

Mi querido hermano:

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