Todas las historias verdaderas contienen una enseñanza aunque en ocasiones el tesoro sea difÃcil de encontrar y, una vez encontrado, resulte tan insignificante que el fruto seco y arrugado apenas compense el trabajo de romper la cáscara. Sea o no éste el caso de mi historia, no soy la persona más apropiada para juzgarlo. A veces creo que ésta podrÃa ser de cierta utilidad para algunas personas, entretenida para otras, pero el mundo debe juzgarlo por sà mismo: protegida por mi propia oscuridad, por el paso de los años y por algunos nombres ficticios, me arriesgo sin miedo a exponer abiertamente ante el público lo que no me hubiese atrevido a revelar al amigo más Ãntimo.