En el mismo lugar, a la misma hora, dos dÃas después.
STEPAN. —¿Qué hace Voinov? Ya deberÃa estar aquÃ.
ANNENKOV. —Necesita dormir. Y todavÃa tenemos una media hora por delante.
STEPAN. —Puedo ir en busca de noticias.
ANNENKOV. —No. Hay que limitar los riesgos. (Silencio). Yanek, ¿por qué no dices nada?
KALIAYEV. —No tengo nada que decir. No te preocupes. (Llaman). Ahà está.
(Entra Voinov).
ANNENKOV. —¿Has dormido?
VOINOV. —SÃ, un poco.
ANNENKOV. —¿Toda la noche?
VOINOV. —No.
ANNENKOV. —Era necesario. Hay medios.
VOINOV. —Lo intenté. TenÃa demasiado cansancio.
ANNENKOV. —Te tiemblan las manos.
VOINOV. —No. (Todos le miran). ¿Por qué me miráis? ¿Uno no puede estar cansado?
ANNENKOV. —Se puede estar cansado. Pensamos en ti.
VOINOV. —(Con súbita violencia). HabÃa que haberlo pensado anteayer. Si hubiéramos arrojado la bomba hace dos dÃas, no estarÃamos cansados ahora.