ALQUIST: Sí, sí, no hay más remedio. En realidad yo quería hacértela a ti, pero Primus se ha ofrecido voluntario en tu lugar.
ELENA (Tapándose la cara): ¿Primus?
ALQUIST: Claro. ¿Y qué? ¡Criatura, si puedes llorar! Dime, ¿qué es Primus para ti?
PRIMUS: Señor, no la atormente.
ALQUIST: Calla, Primus, calla. ¿Por qué lloras? ¡Cielos! Suponte que Primus deje de existir, en una semana le habrías olvidado. Vete y alégrate de pensar que estás viva.
ELENA (Con suavidad): Estoy preparada.
ALQUIST: ¿Preparada?
ELENA: Para que me abra.
ALQUIST: ¿Tú? Tú eres bella, Elena. Sería una pena.
ELENA: Estoy dispuesta. (Primus va a protegerla) Déjame que me lo haga a mí, Primus.
PRIMUS: No te tocará, Elena. (Cogiéndola) (A Alquist.) Viejo, no nos matará a ninguno de los dos.
ALQUIST: ¿Por qué?
PRIMUS: Nosotros…, nosotros… nos pertenecemos el uno al otro.
ALQUIST: Ahora lo habéis dicho. (Abre la puerta.) ¡Iros!
PRIMUS: ¿Adonde?