Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida

Con el correr de los años, vi gradualmente que el noventa y nueve por ciento de las cosas que me preocupaban no sucedieron jamás. Por ejemplo, como he dicho, me aterraba entonces el rayo, pero ahora sé que las probabilidades de que el rayo me mate en un año cualquiera no pasan, de acuerdo con el Consejo de Seguridad Nacional, de una entre trescientas cincuenta mil.

Mi miedo de ser enterrado vivo era todavía más absurdo; no creo que, incluso en los días anteriores a la norma del embalsamamiento, se haya enterrado viva a una persona de cada diez millones. Sin embargo, yo lloraba a causa de ese miedo.

Una persona de cada ocho muere de cáncer. Si había algo por lo que debiera preocuparme este algo era el cáncer. En lugar de ello, me preocupaba por el rayo y por ser enterrado vivo.

Es claro que he estado hablando de preocupaciones de infancia y adolescencia. Pero muchas de nuestras preocupaciones de adultos son casi tan absurdas. Probablemente usted y yo eliminaríamos los nueve décimos de nuestras preocupaciones ahora mismo si abandonáramos nuestro rumiar el tiempo suficiente para descubrir si, de acuerdo con la ley de los promedios, existe una verdadera justificación para nuestras preocupaciones.

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