Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida

¿Cómo se inició esta clase para enfermos de preocupación? Bien, en 1930, el Dr. Joseph H. Pratt —quien, por cierto, había sido discípulo de Sir William Osler— observó que muchos de los pacientes externos que acudían al Dispensario de Boston no tenían aparentemente ninguna afección física y, sin embargo, presentaban prácticamente todos los síntomas que la carne hereda. Las manos de una mujer estaban tan agarrotadas por la "artritis" que ya no servían para el menor trabajo. Otra mujer ofrecía todos los espantosos síntomas de un "cáncer de estómago". Otras más tenían dolores de espalda, jaquecas, cansancio crónico o vagas molestias y afecciones. Sentían realmente todas estas cosas. Pero los exámenes médicos más completos revelaban que estas mujeres estaban perfectamente en sentido físico. Muchos médicos a la antigua hubieran dicho que todo era imaginación, "fantasía".

Pero el Dr. Pratt comprendió que era inútil decir a las pacientes que "se fueran a casa y olvidaran todo aquello". Sabía que la mayoría de aquellas mujeres no querían estar enfermas; si les hubiera sido fácil olvidarse de sus afecciones, lo habrían hecho sin necesidad de nadie. Entonces ¿qué cabía hacer?


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